Una separación o divorcio no necesariamente genera en los hijos/hijas consecuencias como sufrimiento crónico o inestabilidad emocional permanente, pues para que eso suceda, dependerá exclusivamente de la manera en que los padres/madres gestionen dicha situación.
Para que los niños y niñas transiten el proceso de duelo de manera saludable, es indispensable que los progenitores sean los principales protagonistas en proporcionarles soporte emocional coherente, dejándole la certeza que se separaron/divorciaron el uno del otro -como pareja que alguna vez fueron- pero que, como padres, seguirán estando presentes. De esa manera, el niño/niña sabrá -y sentirá- con seguridad que papá y mamá le seguirán amando incondicionalmente, pese a esta o cualquier otra decisión que tomen. Esto significa que, sea cual haya sido el motivo de la separación, es fundamental comprender que son ustedes (los adultos) los únicos en separarse -como pareja- pero la labor parental seguirá vigente por el resto de sus vidas, pues de los hijos/hijas jamás se separarán.
Entonces, ¿Pueden realmente los peques comprender que mamá y papá están separados? ¿Se puede llevar una vida cordial frente a los hijos/hijas después de separarse?
La respuesta es, sí!
Permíteme dejarte algunos puntos que pueden ayudarte en este proceso:
1.- Separa tu rol de ex pareja y tu rol de padre/madre: Los motivos por los que una pareja decide concluir su unión, son diversos. Hay quienes logran terminar de manera cordial, como hay quienes les parece imposible mantener siquiera comunicación a futuro. Sea cual sea el caso, es indispensable que ambos progenitores centren su labor parental lo más cordial posible. Es decir:
La separación se da entre la pareja de adultos, mas no con los hijos.
Lo que haya que conversar sobre la relación, reclamos, acuerdos, arreglos, discusiones, etc. deberán resolverse en privado, sin la presencia de los hijos/hijas, quienes tienen responsabilidad cero en esta situación.
Si el proceso de la separación/divorcio resulta complicado y ofensivo, busquen a una persona de confianza que pueda ser mediador para los acuerdos parentales.
Cuando se mantienen los roles en el lugar que corresponde, los hijos/hijas logran disfrutar mejor los momentos con cada uno de sus progenitores. Además, mantener una relación cordial con tu ex pareja, es la oportunidad para enseñar a tus hijos/hijas, que no toda separación tiene que terminar en una historia desagradable, como usualmente se cree.
2.- Tus acciones son un espejo: En la medida que resuelvas con claridad tu situación, serán tus hijos/hijas quienes también lo noten y copien. En ese sentido, es importante que nunca hables mal de tu ex pareja, frente a tus hijos, por más daño y/o dolor que te haya ocasionado. Con esto, no quiero decir que mientas respecto a lo que sientes, pero como mencioné en el punto anterior, el rol de pareja difiere y es independiente al rol parental, es decir, el dolor, rabia, odio etc., que sientes hacia tu ex pareja son emociones tuyas que deberás trabajar en su momento, tú.
Evita frases como:
“Tu padre/madre quiso separarse de mi”
“Tu padre/madre no quiere verte”
“Tu padre/madre no te quiere comprar cosas”
“Tu padre/madre nos abandonó para irse a vivir con otra persona”
3.- Conéctate con tus emociones: La separación es un proceso que pasa por distintas etapas: negación, rabia, depresión y aceptación. Para llegar a la fase final (la aceptación) es importante sentir -de manera oportuna- cada una de las emociones que vas exteriorizando. No obstante, muchas veces se opta por reprimir estas emociones para no mostrar vulnerabilidad o como he escuchado muchas veces “porque no tengo tiempo para llorar”. Date permiso para identificar cómo te sientes, en qué momento es que te sientes de tal manera, etc. poco a poco, tendrás el panorama más claro en la medida en que así, tú (solo tú) lo decidas. Bien dice el dicho: El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
4.- Responde las preguntas de tu hijo/hija de manera puntual y natural: Uno de los mayores miedos de muchas personas en proceso de separación, es la repercusión o impacto que puede generar este tema en sus hijos/hijas, por lo que responder sus dudas al respecto, se convierte en una tarea bastante difícil. Una de las maneras de afrontar esta arista es siendo transparentes, pero a la vez sin tanto “relleno”. Para ello, es importante considerar su edad, pues un niño de 2 años no comprenderá lo mismo que un adolescente frente a la misma situación. Lo que tus hijos/hijas deben tener claro como mensaje principal es que él no tuvo la culpa de la decisión que ustedes tomaron y que el amor hacia él se mantendrá igual para siempre.
Algunas opciones de respuesta:
“Así como tú y yo vivimos en una casa, papá vive en la suya, y puedes quedarte en su casa las veces que quieran”
“Mamá y yo decidimos separamos porque así nos llevamos mejor, y ambos te seguimos amando”
“No puedo asegurarte si vamos a regresar más adelante como pareja, pero lo que sí puedo decirte con total certeza, es que los dos te amamos muchísimo”
5.- Valora el aprendizaje que hay detrás de toda separación: Como todo en la vida, detrás de cada experiencia existe una lección que aprender. Tal vez, al principio sea difÍcil encontrar el lado positivo a esa situación, pero con tiempo (y decisión) te darás cuenta que es el momento preciso para reflexionar y valorar aquellas habilidades que tenías dormidas y que gracias a tu separación empezaron a aparecer, por ejemplo a ser más independiente, a tener mayor amor propio, a disfrutar tu calidad de tiempo, etc.
Por otro lado, los hijos/hijas aprenden a disfrutar la relación con cada progenitor de manera saludable, sin peleas o discusiones de por medio.
6.- Busca ayuda profesional: Aún cuando hayas terminado de manera cordial con tu pareja, es importante considerar acudir donde un profesional que pueda orientarte sobre temas que aún deseas trabajar para seguir creciendo como persona, ofreciendo una mejor versión de ti a tus hijos/hijas.
Cuando dos personas, que durante algún tiempo se amaron mucho, deciden poner fin a su historia, lo que nunca muere es el amor, porque ese amor que alguna vez fue de dos, trasciende para convertirse en amor de uno, recibido exclusivamente por sus hijos/hijas.
Recuerda que, familia no significa exactamente vivir juntos para que las cosas funcionen, sino estar unidos, como un gran equipo por el bien común: los hijos/hijas.
Respira. Ponte en su lugar. Ama.
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