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Una navidad respetuosa, sin mentiras.

Foto del escritor: Nelly GonzálezNelly González

Actualizado: 9 abr 2023

Estamos a escasos días de la Navidad y con ello, llegan también miles de dudas y cuestionamientos sobre qué tipo de celebración termina siendo la más idónea para compartir en familia. ¿Será bueno dejar que mi hijo/hija crea en Papá Noel? ¿Estará bien decirle a mi hijo/hija que Papá Noel es quien trae los regalos?. ¿Qué pasa si yo no creo en la Navidad, pero a mi hijo/hija le emociona la idea de ver regalos bajo el árbol navideño?


Para responder estas preguntas, es importante destacar que este post no pretende darte claves para que pases una Navidad exclusiva y “perfecta” porque, de hecho nada es perfecto y cada familia tiene creencias particulares y válidas también. Sin embargo, desde los matices de celebraciones que existen, puedes encontrar o incorporar diferentes alternativas para que junto a tu familia disfruten de un día con mucho respeto.


Antes de brindarte algunas alternativas para generar una navidad respetuosa, quisiera dejarte una breve descripción sobre la diferencia entre fantasía y realidad, con la intención de poner en contexto lo que hay detrás de este tema.


Fantasía - Realidad


Ya habrás escuchado, acaso también compartido, la idea de que no hay nada más hermoso que ver a los niños y niñas sonreír, emocionarse y llenarse de ilusión cuando descubren sus regalos bajo el arbolito navideño. Y es justamente en pro de esa “infancia feliz” que muchos adultos -con la más buena intención, por supuesto- promueven en sus familias, tradiciones mágicas que incluyen “mentiras piadosas” como la existencia de un personaje que vive en el Polo Norte y llega en su trineo para entregar regalos mientras los niños y niñas duermen. Ciertamente, el tema central no recae en la inclusión de Papá Noel en la Navidad, sino en cómo muchos padres y madres defienden esta mentirilla blanca, para no romper esa genuina ilusión propia de todo peque, aunque en el fondo sepan que es mentira, al fin de cuentas.


Sí, ya sé que más de una vez consideraste que no había nada de malo celebrar la Navidad con regalos o cualquiera que sean tus costumbres. De hecho, no lo es. No hay nada de malo en celebrar. Sin embargo, la forma cómo involucramos a nuestros hijos e hijas en estas fechas, qué mensajes tácitos le entregamos, marca la diferencia.


Es cierto también que con el tiempo, el niño/niña termina comprendiendo que Papá Noel es un señor que solo existió en la fantasía, pero el impacto disminuye y difiere, cuando hay verdad de por medio.


Una cosa es contarle a tu hijo/hija que Papá Noel no existe e igual van a participar en la entrega de regalos (que papá y mamá comprarán) porque es una tradición familiar que practican desde tiempo atrás; y otra cosa muy diferente, es promover activamente que tu hijo/hija mantenga esa creencia años tras años, incluso aún cuando empieza a dudar. En el primer caso (cuando incluyes la verdad) el niño/niña también tiene la oportunidad de disfrutar de la emoción de abrir regalos; mientras que en el segundo caso, el niño/niña pone en debate su propio razonamiento.


Esto me recuerda cuando, hace unos días, mientras esperaba mi turno en la cola de un banco, escuché que una niña de más o menos unos 6 años, preguntó: “Mami, dime la verdad… tú y mi papá son los que me compran los regalos, verdad? a lo que la madre respondió: “No, ya te he dicho hijita, es Papá Noel que te trae regalos porque eres una niña buena”


Contribuir a que un niño/niña dude de su propio razonamiento, y fomentar que siga creyendo en un personaje que no es real, genera a largo plazo, desconfianza, inseguridad, incertidumbre, bajo pensamiento crítico, etc. Por el contrario, una educación basada en la realidad, prepara a los niños y niñas, a percibir su entorno con mayor claridad, logrando discernir entre situaciones reales e irreales.


¿Entonces, cómo puedo crear una navidad respetuosa?


1. Explícale a tu hijo/hija el origen real de la historia, sin subestimar su inteligencia.

Sea la edad que tenga tu hijo/hija, cuéntale como si fuera un cuento o historia, la razón por la que se celebra navidad, que de hecho tiene un origen religioso -sea la creencia que tengas sobre esta fecha particular- y pídele su opinión, dale la oportunidad de que él mismo se cuestione. Es más, puedes utilizar videos u otros recursos que te apoyen a fundamentar la historia que le vas contando. Luego de contarle la historia real, hazle saber de qué manera ustedes como familia desean celebrar esta fecha, por ejemplo: ir a la iglesia, comprar regalos, visitar familiares (sea cual sea la tradición que practiquen en casa) y sustenta tus argumentos. Incluso, aún cuando no creas en la navidad ni la practiques, puedes explicarle por qué no crees en esa fecha y pregúntale qué opina, así evitas transmitir tus propias creencias a tu hijo/hija.


Recuerdo cuando mi hijo cumplió 4 años de edad, empezó a cuestionarse por qué nunca decorábamos la casa con luces, arbolito, ni nacimiento, tal como hacían en casa de los abuelos. Fue una de las preguntas más difíciles que tuve que responder, pues a decir verdad, pensé erróneamente que tardaría un poco más de tiempo en cuestionármelo. En principio, tardé unos segundos pensando cómo explicarle que soy atea y que no solía celebrar esa fecha, pero a la vez no me parecía justo que mi hijo no practicara algo que finalmente era una decisión personal, así que solo le dije: “Pues, algunas personas celebran navidad decorando su casa, otras personas como yo celebramos pasándola en familia”. Mi hijo, lejos de sorprenderse, agregó: “A mí, sí me gustan las decoraciones, ¿podemos decorar el balcón?” Dejé de lado mis propias creencias -honestamente con mucho esfuerzo- y lo animé a soltar ideas para decorar que finalmente él mismo dibujó, recortó y pegó en el balcón. Fui espectadora de su propia creación, pero al final ambos disfrutamos del resultado y así fue nuestra manera de celebrar.

2. Disfruta tu tradición particular sin condicionar.

Tal como he mencionado en artículos anteriores, otorgar un premio o regalo a un niño/niña por puro mérito conductual construye, a largo plazo, personas que pongan su actuar en función a la aprobación de los demás.

La frase: “Si sigues portándote mal, Papá Noel no te traerá regalos” con la intención de que el niño/niña modifique su conducta, termina siendo un mensaje cargado de chantaje y condicionamiento. En ese sentido, si tu hijo/hija tiene “mal" comportamiento durante el año, lo recomendable es que te enfoques en revisar las reales necesidades que están detrás de la conducta, que nada tienen que ver con la celebración de Navidad. De lo contrario, estarías entregando doble información y con ello también mucha confusión.


Exactamente lo mismo ocurre si recibe más regalos porque se “portó bien”, donde la premiación va a expensas de algo a cambio (el "buen" comportamiento).

Con todo esto, quiero decir que entregar regalos a tus hijos en Navidad no es una práctica que deba abandonarse, sino por el contrario, es un acto válido, siempre y cuando no se ponga en tela de juicio el “mal” o “buen” comportamiento de los niños.


3. Enséñale a respetar las creencias de los demás.

Como es natural, vivimos en una sociedad con variedad de creencias, donde la tolerancia termina siendo una habilidad poco desarrollada en muchos casos. Por ello, es importante que tu hijo/hija conozca que cada familia tiene una manera especial de festejar, esta o cualquier otra fecha.


Una buena manera de practicar el respeto es siendo un claro ejemplo para ellos con tus propios actos. Es decir, si tu hijo/hija no desea participar de algo en particular, no le obligues. Acompáñale, pero no le obligues. Por ejemplo, tal vez te ha tocado ser testigo de niños llorando en algún Centro Comercial, porque les dio miedo ver de cerca a Papá Noel y padres/madres haciendo hasta lo imposible para que se tomen una foto con dicho personaje, sin importar las lágrimas y las emociones del niño. Este, es un claro ejemplo de todo lo opuesto a lo que realmente significa respeto.


Pero qué pasa si yo no celebro Navidad, y cuando vamos a visitar a mis familiares, le llenan de regalos a mis hijos/hijas. ¿Debo permitirlo?


Nuevamente, regreso al tema de que si tu hijo conoce la razón por la que particularmente no le das regalos, no hay problema que reciba de otras personas. Justamente en ello radica la diversidad de creencias y eso es lo que tu hijo conocerá. Tampoco se trata de mantener a tus hijos/hijas en una burbuja, aislados, pretendiendo que crean y dejen de creer en temas similares a los tuyos, sino por el contrario, que poco a poco vaya eligiendo y tomando decisiones propias. Aquí incluso, puedes poner en práctica el tema del agradecimiento con frases como: “Imagino que debes sentirte agradecido porque tu abuela te dio este regalo”


Finalmente, crean o no tus hijos/hijas en algún personaje particular, ayúdales a potenciar su pensamiento crítico, razonar, respetar. Crezcan desde la coherencia, porque en la medida en que disfruten el momento juntos, ahí ya habrá magia.


Respira. Ponte en su lugar. Ama.

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