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¿Cómo explicar los riesgos de hablar con personas extrañas?

Actualizado: 9 abr 2023

En lo que va del año, las cifras de secuestro, violaciones y muerte a niños y niñas, van cada vez más en aumento, siendo gran responsabilidad de nosotros como padres y madres (no de los niños/niñas) el enseñarle progresivamente, no solamente sobre los riesgos de hablar con personas extrañas (porque incluso con personas conocidas el peligro es latente) sino también sobre cómo reaccionar frente a éstas situaciones.


A continuación, te presento algunas alternativas para abordar este tema:


1. Bríndale información oportuna sin asustarle. Para que nuestros hijos/hijas comprendan este o cualquier tema, es indispensable encontrar el momento y espacio oportunos, acercándoles de manera natural, sin necesidad de utilizar conversaciones que le produzcan temor. Por ejemplo, la frase: “Si hablas con extraños, nunca más me volverás a ver”, puede ser interpretado por un niño de 2 años de manera literal, la misma que puede generarle angustia e incluso, en casos extremos, no querer relacionarse con personas que no sean solamente mamá o papá.

2. Háblale sobre seguridad personal, de acuerdo a su edad.

Siguiendo con el punto anterior, podemos empezar a tocar el tema, partiendo desde las medidas de seguridad y el cuidado del cuerpo, de acuerdo a su edad. Por ejemplo:


  • A los 2 ó 3 años, aún no cuentan con la capacidad para distinguir la magnitud de las situaciones peligrosas, por lo que es común verlos como protagonistas de momentos en los que el peligro está presente, como cruzar la pista sin mirar a los lados, salir corriendo en pleno supermercado, etc. En esos casos, es importante que le pidas de manera sencilla (sin necesidad de un sermón) que te tome la mano cada vez que vayan a lugares donde hay mucha gente, por ejemplo: “Vamos a ir al zoológico y caminaremos de la mano porque hay mucha gente”

  • A partir de los 3 años, puedes ampliar el tema de seguridad hablándole sobre su cuerpo. Para ello, es importante llamar a todas las partes del cuerpo por su nombre, sin ponerle algún “apodo” sino, tal cual es: brazo, ojo, pie, vagina, pene, etc. Además, de explicarle que nadie puede tocar sus genitales a menos que sea mamá o papá durante la hora de aseo. Incluso, hacerle saber que, aún cuando mamá o papá sean quienes van a apoyarle con el aseo, se sienta libre de decir NO, cuando no desee y/o no sienta comodidad; pues, ya sabemos que un gran porcentaje de violaciones son realizadas por los propios familiares.

  • A partir de los 6 años, que ya están en la escuela, es normal que obtengan más información sobre el tema, ya sea por los propios maestros o por sus amiguitos del salón. No obstante, es importante mantener una comunicación efectiva con nuestros hijos/hijas, preguntándoles cómo les fue en el colegio, para conocer qué tipo de información están recibiendo al respecto.

  • En la adolescencia, si bien ya cuentan con la capacidad para distinguir quién es una persona desconocida de quién no, aún el ser engañados/estafados es un tema que puede ocurrir incluso, en la edad adulta. Por ello, es importante continuar con una comunicación efectiva, conversar mucho con nuestros hijos/hijas, poner temas para debatir en familia, compartir información, absolver dudas.


3. Sé coherente entre lo que dices y haces.

Muchas veces sucede que nos esmeramos por proteger a nuestros hijos/hijas de cualquier peligro, cuando somos nosotros mismos (los padres y madres) quienes actuamos de manera incoherente con lo que estamos enseñando. En ese sentido, vale considerar los siguientes. puntos:

  • Las acciones no se condicionan: En artículos anteriores he explicado que la conducta se alienta, se promueve, mas no se cambia con premios ni castigos (que tienen el mismo efecto). Por ello, si otorgas a tu hijo/hija algo material porque trajo una buena nota, o peor aún, si le das dinero a cambio de que te haga algún “favor”, lejos de darle un mensaje positivo, le estás enseñando que las acciones se condicionan y es justamente éste uno de los modus operandis más comunes que utilizan algunos pedófilos para acceder a los niños/niñas, ofreciéndoles algo a cambio. Y no se trata de que los niños y niñas “caigan” o sean tan “tontos”, sino que se trata (entre otros factores) de la coherencia que usemos al ser un ejemplo para ellos.

  • El saludo no requiere de un beso o un abrazo: En más de una oportunidad me han preguntado ¿cómo hacer para que mi hijo sea más “educado”?, sustentando que éste se niega a saludar “cariñosamente” tanto a amigos como a familiares. A esta pregunta, siempre respondo que obligar a un niño/niña a saludar cuando no desea, es un acto de poco respeto, dejando el mensaje oculto de: “No puedes decir no” / “No importa lo que sientes”. Por el contrario, si el niño/niña prefiere saludar con un simple “hola” desde lejos, porque ciertas personas lo hacen sentir incómodo, es válido y no por ello, menos cortés.


4. Enséñale a pedir ayuda.

No es suficiente decirle a los niños y niñas: “no hables con extraños” (porque incluso también puede ser víctima de personas conocidas como amigos o familiares), sino que además, es importante enseñarle qué hacer si se encuentra frente a situaciones de peligro, como por ejemplo si se pierde o si alguien le está tocando sus genitales, etc. Algunas opciones, pueden ser:

  • Gritar muy fuerte para que le escuchen y ayuden.

  • Saber marcar el número de emergencia, en caso tenga un teléfono cerca.

  • Saber su nombre completo y dirección, para que le brinde al Policía.

  • Contarle a mamá o papá lo sucedido, aun cuando quien le lastimó haya sido un familiar.

5. Cree en su palabra.

Aún cuando tu hijo/hija te cuente situaciones que puedan resultarte poco creíbles, tómalas en cuenta, cree en su versión, ponte en su lugar y ponte en acción. Muchos casos de violaciones que se han expuesto en los medios de comunicación (por ejemplo) concluyen en frases como: “Jamás imaginé que esta persona haya hecho esto porque era como parte de la familia” o peor aún: “No voy a denunciar porque es mi esposo”, justificando la acción de estos depravados y dejando en segundo plano a la verdadera víctima. Mantente alerta siempre de lo que sucede alrededor de tus hijos/hijas, aún cuando consideres que casa es un lugar seguro para él.


6. Que sepa que no es su culpa.

En la mayoría de casos de agresión física, sexual, etc. se suele culpar a la madre por no cuidar bien a sus hijos/hijas, mensaje que ha quedado impregnado en nuestra sociedad, razón por la que es común que no solo las madres, sino también las propias víctimas tengan sentimiento de culpabilidad. Por tanto, sin esperar que suceda una tragedia, es importante que los niños y niñas, sepan que en una situación de violencia, el único culpable es el agresor.


Nunca es tan temprano ni tan tarde para abordar este tema. Si aún no lo has hecho, hoy es un buen día para comenzar.


Respira. Ponte en su lugar. Ama.

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